En el nombre de Allah, el Misericordioso, el Compasivo
La primera jutba:
Alabado sea Allah, Señor del universo, y que la paz y las bendiciones sean sobre nuestro señor Muhammad, el veraz y digno de confianza.
¡Oh Allah! No poseemos conocimiento salvo lo que Tú nos has enseñado; en verdad, Tú eres el Omnisciente, el Sabio.
¡Oh Allah! Enséñanos lo que nos beneficie, benefícianos con lo que nos has enseñado y auméntanos en conocimiento.
Muéstranos la verdad como verdad y concédenos seguirla; muéstranos la falsedad como falsedad y concédenos evitarla.
Haz que seamos de aquellos que escuchan la palabra y siguen lo mejor de ella.
Introdúcenos, por Tu misericordia, entre Tus siervos justos.
Sácanos de las tinieblas de la ignorancia y la ilusión hacia las luces del conocimiento y la ciencia, y de los pantanos de las pasiones hacia los jardines de la cercanía (a Ti).
La distribución de las fortunas en esta vida es una prueba:
Querido hermano, sabemos con certeza que para Allah el hombre ocupa el primer lugar entre Sus criaturas, y esto es así porque Él dice:
﴾ (Ciertamente propusimos concederle el Mensaje a los cielos, la Tierra y las montañas, y rehusaron cargar con él, y sintieron temor de ello. Pero el hombre cargó con él; en verdad el hombre es injusto consigo mismo e ignorante.) ﴿
Cuando el hombre aceptó el Depósito ofrecido por Allah, se le otorgaron sus componentes, que son: la razón, el alma, el método, el deseo, la libertad y muchas otras cosas, son elementos de esta elección. En realidad, por una profunda sabiduría, Allah ha creado entre Sus siervos al fuerte y al débil, al rico y al pobre, al hermoso y al feo. También hay una profunda sabiduría en las diferencias entre las fortunas de las personas en esta vida, sean buenas o malas, y este hecho es una señal de que de esta manera el hombre es puesto a prueba. Así pues, forma parte de la prueba de Allah que Él retenga o conceda al hombre dinero, belleza o fuerza. Por lo tanto, la vida terrenal es un lugar de pruebas y no de igualdad, y es un lugar de aflicción y no de alegría; y aquel que lo sabe nunca se regocijará por su bienestar ni se entristecerá por su desgracia.
Allah hizo de esta vida un lugar de pruebas, mientras que la otra vida es el lugar de las recompensas, e hizo de la aflicción terrenal una causa de los dones de la otra vida, que son un sustituto de las penas de este mundo. Así, Él da para quitar, y prueba para recompensar.
Así pues, en nuestra vida podemos ver que hay personas fuertes y débiles, y la persona fuerte está siendo probada. ¿Controló su fuerza? ¿Siguió el camino de Allah al usarla? ¿La empleó para hacer el bien cuyos efectos perdurarán por siempre? ¿O la utilizó para satisfacer sus pasiones y deseos?
De este modo, un hombre fuerte es probado con su fuerza, y si al hombre se le concede dinero, también será probado con él. ¿Lo gastó en los pobres y necesitados o en sus propios deseos y placeres? Cualquier cosa, como una posición elevada, el conocimiento o cualquier otro don que Allah te haya otorgado, será motivo de prueba, y todo aquello que se te haya negado se convierte en una prueba para ti. Por eso, en algunas súplicas decimos:
(( (¡Oh Allah! Así como me has concedido aquello que amo, haz que sea una ayuda para mí en cumplir todo lo que Tú amas. ¡Oh Allah! conviértelo en un espacio libre para mí, de modo que pueda cumplir todo lo que Tú amas.) ))
[ At-Tirmidhi, de Abdullah bin Yazid ]
La verdadera y duradera fuerza solo se obtiene de Allah:
Querido hermano, si en esta reunión nuestra habláramos sobre el poder, diríamos que Allah Todopoderoso es el único Poderoso y nadie más lo es. Todo poder en la tierra, de cualquier tipo, procede únicamente del Poder de Allah, Quien lo utiliza según Su profunda sabiduría, ya sea de manera inmediata o gradualmente; lo sabe quien lo reconoce y lo ignora quien lo desconoce.
En el momento en que pienses que eres poderoso y que debes este poder a ti mismo, caes en una trampa peligrosa; mientras que cuando te das cuenta de que eres débil y no posees nada, debes saber que gracias a Allah eres fuerte y sabio. Así, podemos concluir que quien piensa que es poderoso y cree poseer todos los medios de poder puede perderlos todos en un solo día; y quien piensa que es débil y no posee medios de fuerza puede adquirirlos en un solo día. Esto es porque Allah es el Poderoso, y todo hombre que desee ser fuerte debe obtener su fuerza de Allah Todopoderoso. Él dice:
﴾ (Sin embargo, hay hombres que toman (para adoración) a otros fuera de Allah como iguales a Él: los aman como deberían amar a Allah, pero los creyentes son desbordantes en su amor por Allah. ¡Si los injustos pudieran ver! He aquí, verían el castigo: que a Allah pertenece todo poder.) ﴿
El poder es una palabra con múltiples facetas. Hay poder en el dinero, en el cargo, en el estatus y en la belleza; “a Allah pertenece todo poder” . Por lo tanto, si deseas un poder verdadero, inseparable de ti, busca el poder que no depende de otra persona, y ese es el poder de Allah Todopoderoso. Si quieres ser fuerte durante toda tu vida, debes buscar una fuerza que no esté ligada a ningún ser humano que, si un día desaparece, te haría perderla por completo. Así, si deseas el verdadero poder debes buscarlo en Allah, porque Su fuerza es eterna.
El poder del hombre procede de Allah y en eso radica la grandeza del dīn (el Islam).
Así, la cobardía y la debilidad, la resignación y la rendición, el derrotismo y la humillación, y todas esas expresiones del diccionario de la debilidad deben ser eliminadas de la vida de un creyente. No fuiste creado sino para ser fuerte, y gracias a Allah estás destinado a ser fuerte, digno, sabio y conocedor, y eso es lo mejor del dīn (Islam).
Si eres débil, entonces no tienes conocimiento, ni fuerza, ni sabiduría, ni poder, ni riqueza; pero si vienes con sumisión a Allah, y por Él, serás fuerte, sabio, conocedor y misericordioso. Por eso una de las súplicas del Profeta —que Allah lo bendiga y le conceda la paz— era:
(( “Oh Allah, me refugio en Ti de la angustia y la tristeza; me refugio en Ti de la incapacidad y la pereza; me refugio en Ti de la cobardía y la avaricia; y me refugio en Ti de ser abrumado por las deudas y oprimido por los hombres.” ))
[ Narrado por Abū Dāwūd de Abū Sa‘īd al-Judrī. ]
Ser dominado por los hombres es la más dura de todas las aflicciones.
﴾ “Di: Él es capaz de enviaros un castigo desde arriba de vosotros o desde debajo de vuestros pies, o de dividiros en sectas y hacer que unos probéis la violencia de otros. Mira cómo explicamos los signos para que puedan comprender.” ﴿
[ (Sura Al-An‘ām, 65) ]
Estas son los rayos (antiguamente) y los misiles (en la actualidad).
«O desde debajo de vuestros pies»: son los terremotos y las minas.
Fíjense bien en la tercera: «o de dividiros en sectas y hacer que unos probéis la violencia de otros», esto son las guerras civiles.
Y nosotros, por la gracia de Allah, Él nos ha salvado de ello:
«o de dividiros en sectas y hacer que unos probéis la violencia de otros».
Hermanos míos, hablar de la fuerza que surge de la debilidad no es una invitación a aceptar la debilidad ni a callar ante ella, sino una invitación a sentir la fuerza incluso en el estado de debilidad; si ustedes siguieran estos acontecimientos, verían que aquel que posee todas las causas de la fuerza las pierde en un día, y aquel que no las posee las obtiene en un día; eso significa que Allah es el Poderoso: puede darte la fuerza y ponerte a prueba con ella, o puede quitártela y ponerte a prueba con su ausencia.
Querido hermano, ¿cuáles son los medios del poder? Como creyentes y musulmanes, simples empleados o comerciantes, ¿qué medios de poder tenemos? Los sabios dicen: el tawḥīd es uno de los mayores medios de poder. Libera al hombre de toda clase de esclavitud excepto de la del Único, el Daiyán (Allah, el Juez). Sin embargo, si sigues a otro ser humano, tu poder estará ligado al suyo; así, si él fuera apartado de su puesto, perderías todo tu poder. En cambio, si sigues al Único, al Dayyán, serás fuerte por el resto de tu vida.
Por lo tanto, Allah Todopoderoso creó al ser humano y lo formó, lo honró y le concedió dones; hizo del monoteísmo una liberación de su mente de toda superstición e ilusión, una liberación de su conciencia de la sumisión y la rendición, y una liberación de su vida de la dominación de los ídolos y de los que se hacen dioses.
El monoteísmo ayuda a formar una personalidad equilibrada que tiene clara su orientación en la vida, unificada su meta y definido su camino, de modo que no tiene sino un solo Dios, Único, Absoluto, Eterno, que no engendra ni fue engendrado; esta esencia divina perfecta es a quien el creyente se dirige en la intimidad y en público, lo invoca en la prosperidad y en la adversidad, y procura complacerlo en lo pequeño y en lo grande.
Allah el Altísimo dijo:
﴾ «¿¡Oh, mis dos compañeros de cárcel! ¿Acaso los diversos ídolos [que adoráis] pueden equipararse a Allah, Único, Victorioso?» ﴿
¡tú perteneces a Allah!
(( (Quien convierte sus preocupaciones en una sola preocupación —la de su otra vida—, Dios le bastará en lo que respecta a las preocupaciones de este mundo. ) ))
[ Transmitido por Al-Albani de ‘Abd Allah ibn Mas‘ud con una cadena débil ]
Y se ha transmitido en la tradición: «Obra solo por el rostro de Uno, y Él te bastará frente a todos los demás rostros».
El monoteísmo, hermanos míos, significa que no veas a nadie junto con Allah; no digas “fulano” o “mengano”, no digas “tal persona” o “tal entidad”.
El monoteísmo es no ver a nadie junto con Allah; es lo que llena el alma de fe, seguridad y tranquilidad, de modo que no se apoderen de ella los temores que dominan a la gente de la idolatría.
Pues el monoteísta ha cerrado las puertas del miedo que los hombres abren sobre sí mismos: el miedo por el sustento, el miedo por la vida, el miedo por la salud, el miedo por la familia y los hijos, el miedo de los humanos, el miedo de los genios, el miedo a la muerte y el miedo a lo que viene después de la muerte.
Pero el creyente sincero y monoteísta no teme sino a Allah, y no se asusta sino de Él; por eso lo ves seguro cuando la gente tiene miedo, tranquilo cuando la gente se inquieta, sereno cuando la gente se agita.
Reflexiona en este versículo:
﴾ (Exhórtales [¡Oh, Muhammad!] a que no invoquen a nada ni a nadie junto con Allah, pues serán castigados.) ﴿
Cuando crees que estas en manos de una persona, cuando imagines que puede hacerte feliz o desdichado, eso es idolatría.
El monoteísmo, hermanos míos, significa que no veas a nadie junto con Allah; esto otorga al alma una fuerza inmensa, la llena de esperanza en Allah Altísimo, de confianza en Él, de dependencia de Él, de aceptación de Su decreto y de paciencia ante Su prueba, y de autosuficiencia en Él respecto a Sus criaturas.
Así, el creyente monoteísta es firme como una montaña: los acontecimientos no lo desplazan ni las calamidades lo sacuden.
Allah está con quien está con Él:
Cuando Al Hayyay bin Yusuf al-zakafi legó a gobernar Irak, y ya sabéis que se volvió tirano y arrogante, y Ḥasan al-Basri era uno de los pocos hombres que explicaban a la gente la verdad sin dejarse amedrentar, proclamando la palabra de verdad sin temor ni vacilación, Hayyay se enteró de ello y ¿qué hizo? Entró en su sala lleno de ira y dijo a sus cortesanos: «¡Malditos!, ¡destruidos seáis!, se levanta un siervo de la gente de Basra y dice de nosotros lo que quiere decir y no halláis a nadie que lo reprenda ni le contradiga, por Allah os haré beber de su sangre, oh cobardes», ordenó la espada y el natḥ‘ —un tejido que se coloca sobre la alfombra para que no se manche con la sangre al cortar la cabeza del ajusticiado—, llamó al verdugo y puso a uno de sus soldados delante de él, ordenando que trajeran a Ḥasan para cortarle la cabeza y que así quedara zanjado el asunto; no pasó mucho tiempo hasta que llegó Al Ḥasan, las miradas se fijaron en él y los corazones se secaron, y cuando Al Ḥasan vio la espada, el natḥ‘ y al verdugo supo lo que le aguardaba, movió los labios y luego se acercó a Al Hayyay con la majestad del creyente, la dignidad del musulmán y la gravedad del predicador de Allah, y al verlo así Al Hayyay sintió tal temor que dijo: «Ven aquí, Abu Sa‘id, siéntate aquí, ven, siéntate», y no paró de facilitarle un asiento diciendo «aquí, aquí», cuando la gente no lo creía —pues había sido traído para ser ejecutado, el natḥ‘ estaba dispuesto y el verdugo en su sitio, todo listo para decapitarle—; ¿qué ocurrió? ¿cómo fue que Hayyay lo recibió diciéndole «ven aquí, Abu Sa‘id» hasta sentarlo en su trono y ponerlo a su lado? Cuando Al Ḥasan tomó asiento, Hayyay le habló sobre asuntos de la religión y Al Ḥasan respondió a cada pregunta con firmeza, elocuencia fascinante y amplio saber, y Hayyay le dijo: «Eres el señor de los sabios, Abu Sa‘id», luego ordenó traer un perfume caro y perfumó su barba y lo acompañó hasta la puerta del palacio; al salir Al Ḥasan, el portero de Hayyay lo siguió y le dijo: «¡Oh Abu Sa‘id!, Al Hayyay te llamó con otra intención de la que te mostró, te pidió para matarte; lo que pasó es que te honró, y yo te vi cuando viniste y viste la espada y el natḥ‘ y moviste los labios; ¿qué le dijiste a tu Señor?», y Al Ḥasan respondió: «Le dije: “¡Oh Protector de mi gracia, refugio mío en mi angustia, compañía mía en mi soledad! Haz que su ira sobre mí sea frescura y sosiego, así como hiciste que el fuego fuera frescura y sosiego para Ibrahim”»).
El monoteísmo es fuerza: si eres monoteísta —no ves a nadie junto a Allah— y arreglas tu relación con Él, te arrepientes, te reconcilias, te vuelcas a Él con sinceridad, lealtad y obediencia, cumples tus actos de adoración y sigues la senda de tu Mensajero, entonces si Allah está contigo ¿quién podrá alcanzarte o humillarte?; por mucho que poseas todos los medios de poder —como esos tres de Norte de África que en un día lo perdieron todo mientras pueblos humildes sin medios los dominaron— si Allah está contigo ¿quién estará en tu contra, y si Él está en tu contra, quién estará contigo?
Hermanos queridos, los acontecimientos que nos transmiten los medios de comunicación a veces se entienden desde una perspectiva internacional, otras desde una árabe, otras desde una islámica o nacional, pero la verdadera virtud es comprenderlos desde una perspectiva de monoteísmo.
﴾ (Allah os expone el ejemplo de una ciudad [La Meca], cuyos habitantes se sentían seguros y tranquilos, les llegaba abundante sustento proveniente de todas las regiones. Pero no agradecieron los favores de Allah, entonces Él les hizo padecer hambre y temor por cuanto habían cometido) ﴿
El monoteísmo es fuerza: si eres monoteísta no ves a nadie junto a Allah; si Él está contigo, nadie en la faz de la tierra podrá alcanzarte.
Otra cosa:
el conocimiento es fuerza, más aún, es una fuerza inmensa; el conocimiento otorga a su poseedor una energía que no se limita por los confines del tiempo ni del espacio, le concede elevación y prestigio, y le allana el camino hacia la grandeza en este mundo y en el Más Allá; la prueba es: ﴾ (¡Oh, creyentes! Cuando se os dice: Haced un lugar [para vuestros hermanos] en las reuniones [con el Profeta], hacedlo, para que Allah os haga también un lugar [en el Paraíso]. Y si se os dice: ¡Levantaos! Obedeced. Y sabed que Allah elevará en grados a los creyentes y a quienes agracie con el conocimiento, y que Allah está bien informado de cuánto hacéis.) ﴿
Sulaymán ibn ‘Abd al-Málik entró en el recinto sagrado de La Meca acompañado de sus ministros, príncipes, cortesanos y jefes militares; iba con la cabeza descubierta, descalzo, vestido únicamente con su izār y su manto, tal como cualquier peregrino musulmán en estado de ihrām.
Detrás de él iban sus dos hijos, resplandecientes como la luna llena, frescos y fragantes como capullos de rosa.
Cuando el Califa de los musulmanes —el mayor de los reyes de la tierra— terminó de circunvalar la Casa Antigua, se inclinó hacia uno de sus allegados y le preguntó:
«¿Quién es el sabio de La Meca?»
Este Califa que gobernaba un tercio del mundo quiso saber quién era. Le respondieron: «‘Atā’ ibn Abī Rabāh».
Dijo: «Mostradme a ese ‘Atā’».
Se encontró con él y lo halló como un anciano etíope, de piel oscura, cabello rizado, nariz chata; cuando se sentaba parecía un cuervo negro, con la cabeza semejante a una pasa, paralizado de medio cuerpo, sin poseer ni un dinar ni un dírham.
Sulaimán le dijo: «¿Eres tú ‘Atā’ ibn Abī Rabāh, de quien ha resonado el nombre en todo el mundo?»
Él respondió: «Así dicen».
Le preguntó: «¿Y cómo alcanzaste tal honor?»
Escuchad, predicadores de Allah, escuchad, estudiantes de conocimiento:
Él contestó: «Desentendiéndome de los bienes de la gente, mientras ellos necesitaban de mi saber».
Y si ocurre lo contrario, si la gente prescinde de tu conocimiento mientras tú necesitas de sus bienes, el conocimiento se devalúa.
Debes independizarte de sus riquezas y hacer que la gente necesite de ti.
Independizarte de sus riquezas significa tener un oficio como ellos, vivir del trabajo de tus manos y del sudor de tu frente.
Así fue como muchos de los grandes sabios del Islam ejercían oficios y profesiones.
((Me desentendí de los bienes de la gente y ellos necesitaron de mi conocimiento, al que me he dedicado durante treinta años)) .
Entonces Sulaimán declaró: ((Nadie dará veredicto sobre los ritos de la peregrinación salvo ‘Atā’)) .
Tiempo después, Sulaimán y sus hijos discreparon en un asunto del ḥaŷŷ.
Dijo:(( Llevadme a ‘Atā’ ibn Abī Rabāh. ))
[ Lo llevaron al recinto donde ‘Atā’ enseñaba, rodeado por la gente. ]
Sulaimán intentó abrirse paso entre los círculos de los presentes, siendo él el Califa, pero ‘Atā’ le dijo:
(¡Oh Emir de los creyentes! Toma tu lugar y no te adelantes a la gente, pues ellos llegaron antes que tú»).
Cuando le llegó el turno, le expuso su consulta y recibió la respuesta.
Entonces Sulaimán se volvió hacia sus hijos y les dijo:
(¡Hijos míos! Temed a Dios y aprended profundamente la religión, porque, por Dios, nunca me he sentido humillado en mi vida como hoy, ante este siervo).
Pues Allah eleva a quien quiere por su obediencia —aunque sea un esclavo etíope sin bienes ni linaje— y humilla a quien quiere por su desobediencia —aunque posea linaje y prestigio—.
(( La verdadera medida está en la obediencia a Allah. ))
[ (Al-Hakim y Tabarani) ]
Salman era un hombre pobre.
(( (¡Qué buen siervo es Suhaib! Si no temiera a Allah, Le desobedecería.) ))
Sayyidina Abu Bakr as-Siddiq era de la nobleza de Quraysh. Cuando compró a Bilal, lo llamó Sayyidina (nuestro maestro) Bilal, y el hombre que lo vendía dijo: (Si hubieras pagado un dirham, te lo habría vendido.) A lo que as-Siddiq respondió: (Juro que si hubieras pedido 100 mil, lo habría pagado.) Y después de comprarlo, puso su propia mano bajo la axila de Bilal y dijo: (Este es mi verdadero hermano.) Los nobles Compañeros solían decir al mencionar a as-Siddiq: «Él es Sayyidina y liberó a Sayyidina», por lo que no se trata de origen, dinero, posición o riqueza.
﴾ (¡Oh, humanos! Os hemos creado a partir de un hombre [Adán] y una mujer [Eva], y [de su descendencia] os congregamos en pueblos y tribus para que os conozcáis unos a otros. En verdad, el más honrado de vosotros ante Allah es el más piadoso. Ciertamente Allah es Omnisciente y está bien informado de lo que hacéis.) ﴿
La nación que mide a las personas objetivamente alcanzará un nivel alto:
Por cierto, cualquier nación en esta época que haga del criterio objetivo la medida para distinguir entre las personas, se elevará a lo más alto; pero si hace de ese criterio una medida de pertenencia o afiliación, caerá a lo más bajo nivel de todo.
Dos palabras lo resumen: si el criterio entre la gente es objetivo, se asciende; si es de pertenencia, se desciende.
Por eso, hermanos míos, Sulaimán dijo a uno de sus hijos:
(Ese hombre que has visto, hijo mío, y ante el cual has visto nuestra humillación, es el heredero de ‘Abd Allah ibn ‘Abbās), quien había recibido comprensión profunda del Corán y era una verdadera enciclopedia de todas las ciencias.
Luego añadió:
(¡Hijo mío! busca el conocimiento, porque con el conocimiento se ennoblece el humilde, se destaca el desconocido, y los siervos se elevan a los rangos de los reyes)
Querido hermano, la razón por la que mencioné estas dos historias fue para exponer lo siguiente: si eres un seguidor del tawḥīd y buscador del conocimiento, serás una persona poderosa, sin importar cuán baja sea tu clase social, porque por la ayuda de Allah serás fuerte, rico, conocedor y sabio.
Queridos hermanos tened atención de vuestras acciones antes de ser cuestionados por Allah y analizad vuestras acciones ante que se analicen sobre vosotros y sabed que el Ángel de la Muerte nos ha sobrepasado a otros y sobrepasó los otros para tomar nuestras almas, así que debemos ser cautivos, el hombre bueno es quien acusa a sí mismo, y realiza obras buenas para después de la muerte, e el hombre incapaz es quien sigue sus deseos y deseó que Allah le daría sus deseos y, las alabanzas a Allah Señor de los mundos
Alabado sea Allah, el Señor (El Uno y Único) de los Mundos y las bendiciones y la paz sean con nuestro maestro, el Profeta Muhammad, el Fiel y el honesto.
La historia de Julaibib y el Profeta, que la paz y las bendiciones de Allah sean con él:
Querido hermano, hay poder en el tawḥīd, el conocimiento y la adoración.
Uno de los Compañeros, llamado Julaibib, era un hombre pobre, vestido con ropas desgastadas, con el estómago vacío, descalzo, sin origen, gloria, dinero ni tribu; sin casa donde vivir, sin muebles. Solía beber agua de manantial usando las palmas de sus manos, dormía en la mezquita, usando sus brazos como almohada y el suelo como cama. ¿Puedes imaginar algo más miserable que esto? Su rostro era feo, pero nunca abandonó el zikr (recuerdo de Allah) ni la recitación del Qur’an, y siempre se le veía en la primera fila en todas las oraciones y ghazawat (batallas). Solía acompañar al Profeta, que la paz y las bendiciones de Allah sean con él, siempre que era posible.
Uno en la clase más baja, más baja, no posee nada, no tiene casa ni refugio, ni ropa, ni comida, ni bebida, ni era atractivo.
El Noble Profeta, que la paz y las bendiciones de Allah sean con él, una vez le dijo: (Julaibib, ¿por qué no te casas?) Él respondió: (¡Oh Profeta! ¡Quien me aceptara estaría loco!» Pero el Profeta dijo: «Te conseguiré un matrimonio.) Ahora, esto probablemente sea difícil de creer, pero así eran los Compañeros del Profeta, y es importante que sepas quiénes eran en verdad.
Julaibib respondió: (¡Oh Profeta! Soy tan insignificante.) A esto, el Profeta, que la paz y las bendiciones de Allah sean con él, dijo: (Aunque puedas ser insignificante a los ojos de la gente, no lo eres ante los ojos de Allah.) Cada uno de vosotros, cuando era joven, podría haber sido una bandera en el cielo, porque obedecer a Allah era más fácil y el camino hacia Allah más claro, así que buscad conocimiento y aplicadlo.
Un día, un hombre de los Ansar, cuyo yerno había fallecido, vino al Profeta, que la paz y las bendiciones de Allah sean con él, pidiéndole que se casara con su hija, así que el Profeta dijo que lo haría. Al decir esto, el padre de la mujer se llenó de alegría extrema, pensando que su hija iba a ser la esposa del Profeta, pero el Profeta, que la paz y las bendiciones de Allah sean con él, dijo: (No para mí.) Entonces el padre preguntó: (¿Para quién entonces?) El Profeta le dijo que era para Julaibib.
Ahora, imagina a un candidato que no posee nada, ni siquiera belleza. El hombre no pudo evitar preguntar: (¡Oh Profeta! ¿Quieres casarla con Julaibib? ¿Podrías esperar hasta que consulte con su madre?) (Por supuesto, quería ganar tiempo.) Él dijo a su esposa: (El Profeta, que la paz y las bendiciones de Allah sean con él, propuso a tu hija.)
Ella dijo: «¡Qué bueno es! Y, por supuesto, no podemos decirle que no.» «Él no la quiere para sí mismo.» «¿Para quién entonces?» «Para Julaibib.» Ella exclamó: «¡Julaibeeb! ¡De ninguna manera! ¡Imposible! ¡Hemos rechazado a tal y cual!»
Entonces el padre quedó desconcertado, y cuando estaba a punto de regresar al Profeta, que la paz y las bendiciones de Allah sean con él, su hija le llamó desde su habitación: (¿Quién fue el que propuso?) El padre le dijo que fue el Profeta, que la paz y las bendiciones de Allah sean con él. Ella dijo: (¿Y quieres desobedecer al Profeta, que la paz y las bendiciones de Allah sean con él? ¿Es posible rechazar su solicitud?)
Así eran los Compañeros.
Luego agregó: (Llévame al Profeta, que la paz y las bendiciones de Allah sean con él, ya que no me tratará injustamente.)
Así que aceptó a Julaibeeb, el hombre más pobre del pueblo, y el Profeta, que la paz y las bendiciones de Allah sean con él, los casó. Luego levantó sus nobles manos y suplicó: (¡Oh Allah! Derrama Tus bendiciones sobre ellos y no hagas su vida difícil.)
Varios días después de su matrimonio, el Profeta, que la paz y las bendiciones de Allah sean con él, salió con sus Compañeros en una expedición militar y Julaibib estaba con él. Cuando terminó la batalla, la gente se reunió y comenzó a llamarse unos a otros. El Noble Profeta, que la paz y las bendiciones de Allah sean con él, preguntó si alguien faltaba y le dijeron que tal o cual persona estaba desaparecida, y se habían olvidado completamente de Julaibib.
El Profeta, que la paz y las bendiciones de Allah sean con él, dijo: (Echo de menos a Julaibib, y no lo han mencionado. Vayan a buscarlo.) Así que buscaron en el campo de batalla entre los muertos, y finalmente lo encontraron, y el Profeta, que la paz y las bendiciones de Allah sean con él, se detuvo junto a su cuerpo y dijo: (Tú eres de mí y yo soy de ti.) Observa cómo el Islam elimina todas las diferencias.
Él era de la clase más baja, y el Profeta, que la paz y las bendiciones de Allah sean con él, dijo: (Tú eres de mí y yo soy de ti.) Luego se sentó a horcajadas junto a su cuerpo, lo sostuvo en sus brazos y ordenó cavar una tumba. Anas dijo: «Seguimos cavando la tumba, mientras Julaibib no tenía otra cama que los brazos del Profeta, que la paz y las bendiciones de Allah sean con él.»
Regresamos a Medina, y cuando terminó la iddat (período de espera) de la esposa de Julaibib, los Compañeros más honorables competían por ofrecerle matrimonio. Este es la prueba, querido hermano, y esos fueron los Compañeros que lograron lo que lograron porque los valores materiales no significaban nada para ellos.
Te suplicamos, oh Allah, que nos muestres el camino de la rectitud, junto con aquellos a quienes Tú se lo has mostrado; y concédenos buena salud, junto con aquellos a quienes Tú has sanado; y sé nuestro Protector, junto con aquellos de quienes te has convertido en su Protector; y bendícenos en lo que nos has concedido y líbranos de los infortunios que has decretado, pues Tú juzgas con justicia y nunca eres juzgado. A quien Tú proteges nunca será humillado, y a quien haces enemigo nunca será exaltado. Bendito y digno eres, y Te damos gracias por lo que has decretado.
Oh Allah, concédenos lo lícito en lugar de lo prohibido, la obediencia en lugar de la desobediencia, y Tu gracia en lugar de depender de otros; Oh Allah, no nos dejes sentirnos seguros de Tu designio, no descubras nuestras faltas, no permitas que olvidemos Tu recuerdo, y envía bendiciones sobre nuestro señor Muhammad, el Profeta iletrado, y sobre su familia y sus compañeros, y concédenos la paz; y alabado sea Allah, Señor de los mundos.